DE VUELTA A LA GUILLOTINA

Muchos, hoy en día presumen de ir de "progres" y tener una mente libre de todo tipo de prejuicios. ¿Machistas?, ¿homófobos? Nadie en este mundo es machista ni homófobo. "Las mujeres son iguales que los hombres", de hecho un pelín más inteligentes, y "los gays son las personas más delicadas y adorables que han pisado la tierra".
Este discurso es erróneo y teniendo en cuenta las costumbres de nuestra sociedad hipócrita. No se puede oír por la calle,"yo a los gays les acepto, pero lo que hagan que lo hagan en su casa, no es lo mismo ver a dos gays besándose que a una pareja hetero". Cada vez que oigo a alguien decir eso o algo por el estilo me dan ganas de responderle y decirle: "No señor, usted no acepta a los gays, usted es un homófobo que se oculta bajo una capa de progresismo llena de agujeros". Pero no profundicemos en el tema de los homosexuales, es un tema demasiado controvertido, ya que su aceptación social aún no es clara y existe gente que aún les consideran unos depravados - ¡Viva el progreso de la mentalidad humana! -.
Hoy quesiera hablar del machismo. Sí, del machismo, esa antiquísima costumbre humana ya extinta debido a la irracionalidad de su formulación. El machismo, existente en el mundo desde que los latinos fueron los romanos y los judíos fueron los semitas, ha sido aceptado durante años como una ley natural o incluso me aventuraría a decir, como un Derecho Fundamental del Hombre y el Ciudadano. Pero esos tiempos del pasado, como la misma expresión indica, son pasado, y hoy día, gracias a la labor de un importante número de mujeres y el inestimable apoyo de ciertos hombres, que fueron considerados locos, ateos (no sé que vertiente negativa le conferían a la palabra) y visionarios "pasados de rosca", el machismo es una idea prehistórica de la que todo el mundo se arrepiente. Patraña, como tantas otras que nos vende un cultivado y "progresista" discurso político, en el que hoy día aún quedan rasgos de esa prehistórica costumbre de marginar a las mujeres. Como puede ser la distinción que se hace doblando una palabra que aunque parezca más equitativo no es más que un insulto a la propia evolución de la lengua y una incitación a la separación y distinción innecesaria de los sexos a través del género.
Pero no es sólo este hábil discurso político un ejemplo del latente machismo, también ejemplo son los medios de comunicación cuando destacan que la ganadora de un premio es una mujer, como si fuera una cosa inverosímil, porque no sé vosotros pero yo cada vez que oigo esto me crispo, ahora resultará que las personas ganan premios por su sexo, no por su labor. Un edificio puede ser diseñado por un arquitecto o por una arquitecta, pero si lo diseña una arquitecta, el edificio no será recordado por sus innovaciones en esta materia, sino porque lo diseñó una mujer. Esto es un claro ejemplo de que la sociedad no es justa con las mujeres y aún no se cree que una mujer pueda desarrollar el trabajo de un hombre, de hecho el caso contrario también existe y parece motivo de vergüenza para los varones encargarse de las labores del hogar.
Ahora bien, puedes decir que tú no haces esto, que tú sabes que hombres y mujeres son iguales (sin contar las diferencias físicas), sin embargo, no negarás que escuchas e incluso sabes tararear alguna de esas odiosas canciones con las que te bombardean día tras día y que consideran el amor como una forma de sometimiento del "sexo débil". Lo que es más quizá, te gusten dichas canciones por el ritmo, un ritmo latino con rasgos del reggae y del dance-hall, bastante pegadizo que haga que no te des cuenta de lo que cantas y bailas. Esto supone un atentado contra el progreso de la sociedad, a lo que contribuye más si la cantante que más grammys se llevó el año pasado en sus canciones predique, con un ritmo igual o más pegadizo que el reggeaton, que "las mujeres para triunfar deben ser unas zorras" o cosas por el estilo.
Si Olimpia de Gouge levantara la cabeza y viera lo que ciertas mujeres cantan y otras tararean, volvería a acomodar su cuello con agrado entre los tablones de la guillotina. ¡Viva la retro-revolución!

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